-
El Burro del
Rey
Mientras Jesús y los discípulos se acercaban a Jerusalén, llegaron a las
ciudades de Betfagé y Betania, en el monte de los Olivos. Jesús mandó a dos de
ellos que se adelantaran. «Vayan a la aldea que está allí —les
dijo—. En cuanto entren, verán un burrito atado, que nadie ha montado
jamás. Desátenlo y tráiganlo aquí. Si alguien les pregunta: “¿Qué están
haciendo?” simplemente digan: “El Señor lo necesita y él lo devolverá pronto”.
Los dos discípulos salieron y encontraron el burrito en la calle, atado
frente a la puerta principal. Mientras lo desataban, algunos que estaban
allí les preguntaron: «¿Qué están haciendo, por qué desatan ese
burrito?». Ellos contestaron lo que Jesús había dicho y se les dio permiso
para llevarlo. Así que llevaron el burrito a Jesús y pusieron sus prendas
encima y él se sentó allí.
Muchos de la multitud tendían sus prendas sobre el camino delante de él y
otros extendían ramas frondosas que habían cortado en los campos. Jesús
estaba en el centro de la procesión, y la gente que lo rodeaba gritaba:
¡Hosanna! ¡Bendito
el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino de nuestro padre
David que viene! ¡Hosanna en las alturas! (Marcos 11: 1-10 NTV)
-
¿Quién era más burro: Balaam o el
burro?
“A la mañana siguiente Balaam se
levantó, ensilló su burra y salió con los funcionarios moabitas; pero Dios
se enojó porque Balaam iba con ellos. Así que envió al ángel del Señor a pararse en medio del camino
para impedirle el paso. Mientras Balaam y dos de sus sirvientes iban
montando, la burra de Balaam vio al ángel del Señor de pie en el camino, con una espada desenvainada
en su mano. La burra se apartó del camino y se desbocó hacia un campo, pero
Balaam la golpeó y la obligó a regresar al camino. Entonces el ángel
del Señor se detuvo en
un lugar donde el camino se hacía estrecho entre las paredes de dos
viñedos. Cuando la burra vio al ángel del Señor, trató de pasar pero aplastó el pie de Balaam contra
la pared. Así que Balaam la golpeó de nuevo. Entonces el ángel del Señor se adelantó y se plantó en un
lugar tan estrecho que la burra no podía pasar del todo. Esta vez cuando
la burra vio al ángel, se echó al suelo con Balaam encima. Entonces Balaam,
furioso, volvió a golpear al animal con su vara.
Así que el Señor le dio a la burra la
capacidad de hablar.
—¿Qué te he hecho para merecer
que me pegues tres veces? —le preguntó a Balaam.
—¡Me has dejado en ridículo!
—gritó Balaam—. ¡Si tuviera una espada, te mataría!
—Pero yo soy la misma burra que
has montado toda tu vida —le contestó la burra—. ¿Alguna vez te he hecho algo
así? —No —admitió Balaam.
Entonces el Señor abrió los ojos de Balaam y
vio al ángel del Señor de
pie en el camino con una espada desenvainada en su mano. Balaam se inclinó y
cayó rostro en tierra ante él.
—¿Por qué le pegaste a tu burra
tres veces? —le preguntó el ángel del Señor—.
Mira, he venido a impedirte el paso porque con terquedad te me
opones. Tres veces la burra me vio y se apartó del camino; si no, te
aseguro que te habría matado a ti y habría dejado a la burra con vida” (Números
22: 21-32 NTV)
-
Jacob bendice a su hijo Isacar con la figuración del
burro
“Isacar es un
burro robusto que descansa entre dos alforjas. Cuando vea lo bueno que es el
campo
y lo agradable del terreno, doblará su hombro
para llevar la carga y se someterá al arduo trabajo” (Génesis 49: 14-15 NTV)
Anthony Hernandez
www.anthonyhernandez.org
credoproducciones@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario